March 13, 2006

Salvar la humanidad

Entre los muchos males que propicia la religión cristiana está el de promover la abstinencia sexual, lo cuál repercute en nuestra naturaleza humana inescapablemente sexual de manera inversa, al desinformarnos y evitar la planificación familiar, contribuyendo a la sobrepoblación del mundo. Un consuelo es que las pastillas anticonceptivas unisexo van a ser inventadas en cualquier momento, y de esa manera celebraremos el gran divorcio entre sexo y procreación. Sí al sexo, no a la procreación. Ya no un sí al amor y un no a la guerra, pues cualquier amor que no discrimina entre sexo y procreación lleva a la superpoblación que lleva a la guerra. No al amor que conduce a la guerra. Sí al amor que evita la guerra. Cualquier lugar del mundo en el que dos pueblos vecinos que son genética o culturalmente divergentes crecen a diferentes tasas, el riesgo de guerras y genocidios aumenta vertiginosamente. Claro que eso deja abierta la pregunta de la selección. Si menos gente debería tener hijos, y esa gente debería tener menos hijos, ¿cuántos hijos deberían tener los merecedores, y quiénes son esos merecedores? Por otro lado, ¿qué pasaría con los sofocados instintos paternos y maternos sin hijos naturales? La solución no es adoptar, pues eso solo incentivaría a los pueblos más irresponsablemente prolíficos a esparcir su semilla por el mundo. La política económica internacional se inclina a la permisividad para con las razas humanas más epidémicas (ejemplo de esto es la creciente influencia islámica debida a la inmigración de población exceso islámica a europa y norteamérica), y la aceptación de la inmigración de poblaciones exceso cuenta como una forma de "adopción" de "seres humanos no queridos por sus progenitores", ya sean estos progenitores sus parientes, o su sociedad de origen. La adopción debería ser ilegal, teniendo en cuenta la investigación de Daly & Wilson que muestra que los niños tienen un riesgo estadísticamente mayor de ser asesinados o abusados por padres adoptivos que por padres biológicos. A nivel poblacional, este abuso adopcional se ve en los trabajos esclavizantes que el primer mundo impone a sus inmigrantes tercermundistas, y que con nuestro nivel actual de tecnología, debería ser considerado anti-ético imponerlos a trabajadores humanos. Para eso tenemos robots.Tal vez la solución sería promover la investigación sobre domesticación de simios y legalizar su uso como mascotas. Predigo que poca gente recurriría a esta medida extrema, y los que lo hicieran se sentirían satisfechos. Los que no lo hicieran no habrían estado tan insatisfechos para empezar. Lo importante es suplir de la forma más natural posible el instinto de crianza sin aumentar la población humana (lo cuál tendría una ventaja añadida: aumentaría, aunque levemente, la población de otros grandes simios, como el bonobo y el chimpancé, que estan en peligro de extinción), pues se ha visto que en la naturaleza, las madres fallidas de manadas de simios de una especie adoptan altruistamente a bebes simios de otras especies en mayor peligro de extinción. Los robots mismos tambien serían una solución. Dentro de poco van a pasar de ser juguetes a ser mascotas, y quién sabe, quizás compañeros tambien. Los robots pueden alcanzar la inteligencia humana, y eso, acoplado a ciertos diseños robotico-fisiológicos, equivaldría a tener alma humana. Me gustaría dedicar el resto de mi vida a propagar el lema de “sí al sexo, no a la procreación”. Mucha más gente debería practicar kung-fu sexual (en sentido taoista) a diario, en vez de rezar aun dios mítico. Quizás aprovechar eventos como el tsunami de la india para ir a la india y predicar el ateismo. Un dios que manda tsunamis no es dios. Los pueblos que han tomado medidas para controlar su crecimiento han subsistido, y los que no, han sido exterminados en guerras internas en las que el pueblo deja de creer en los líderes espirituales y políticos al ver que los recursos ya no son suficientes, y destruyen los íconos de su propia identidad cultural, colapsando el sistema económico vigente (léase "Collapse", de Jared Diamond, para más info sobre esto y lo que sigue). Entre los métodos de chequeo poblacional que la humanidad ha usado exitosamente hasta ahora están la guerra, el infanticidio (enterrando vivos, asfixiando o volteando bocabajo bebes recién nacidos), el uso de plantas contraceptivas, aborto por presión abdominal o colocando piedras calientes en el abdomen de una mujer embarazada cerca del parto, abstinencia sexual, y coitus interruptus. Se establecían normas de celibato para ciertos miembros de la familia, como hijos menores, y se prohibía la poligamia, sin prohibir el sexo mientras se usara contracepción, aborto o infanticidio. También se posponía el matrimonio para edades más tardías, se lactaba a los bebés por periodos más largos, y se espaciaban los niños en intervalos más largos por medio de la amenorrea lactacional resultante. Otro método ha sido el suicidio explícito o implícito (éste último consiste en emprender aventuras peligrosas). Actualmente Japón e Italia son prominentes por haber reducido su crecimiento poblacional por medio de planificación voluntaria, mientras que en China se logró lo mismo con planificación impuesta gubernamentalmente. Actualmente en China hay 1,260,000,000 personas, incluyendo habitantes de la isla de Taiwán, y la población esta creciendo a 1.07% anual, aunque se duda que estos datos sean confiables, pues en el censo muchas familias escondieron los niños extra por miedo a ser castigados Otro problema es que la proporción de sexos se esta inclinando alarmantemente a favor de más varones por varona, pues las varonas son más frecuentemente abortadas. La pastilla unisexo acabará con todo ese sufrimiento innecesario. La Organización Mundial de la Salud, varias empresas farmacéuticas y varias fundaciones, están actualmente llevando a cabo investigaciones sobre contracepción masculina. Se especula que habrán contraceptivos masculinos hormonales en estantes farmacéuticos en 2010, y contraceptivos masculinos inmunológicos (no-hormonales) en 2020. La población humana mundial actual cuenta 6,000,000,000 (o sea, "seis mil millones" en España, o "seis billones" en Inglaterra, ojalá se pusieran de acuerdo con la nomenclatura de los numerales), y se estima que a la tasa actual de crecimiento poblacional, en 50 años habrá 12k millones. La Nasa estima por estudios satelitales que la tierra aguanta solamente 10k millones de humanos. Si todas estas estimaciones fueran ciertas, significaría que nuestros hijos y nietos van a vivir en la primera verdadera guerra mundial (las otras se llamaban guerras mundiales pero no lo eran, una guerra mundial por definición es aquella en la que participa el mundo entero). Sería bueno unir a la gente en ese propósito común. Salvar a la humanidad.

7 comments:

Oz said...

¿Dónde esta el amor? No todo amor es bueno, por eso digo, sí al amor que no lleva a la guerra. ¿De qué sirve un amor que incita a la guerra? Creo que más que olvidar el amor, quisiera reformarlo.

El tema de la población del espacio exterior: mientras no contemos con un plan adecuado de expansión exobiológica (pues colonizar un planeta, como bien decía Carl Sagan, implica "terraformarlo", es decir, pre-transformarlo completamente para que luzca más como el planeta tierra), mientras no tenemos medio para hacer esto, aumentar la población solo aumenta las posibilidades de que se destruya la misma civilización e información que necesitamos para poder llegar a la posibilidad de la terraformación.

¿Precio al sexo? Algo me dice que no captaste bien el mensaje, lo que quiero impedir es la procreación, no el sexo. El sexo es algo maravilloso, para más información al respecto te recomiendo cualquier libro de Mantak Chia, actual experto en Taoismo, Tai-Chi y otras artes orientales, cuya filosofía del "amor sanador" enfatiza la relación del sexo con la salud y rompe la relación sexo-moralidad, para retornar a los valores antiguos orientales.

Tanai Cardona said...

Hola! Bueno, aquí dejo mi comentario poco educado y muy subjetivo de lo que pienso acerca de tu ensayo.

Ok, hay 3 aspectos que me llamaron mucho la atención de lo que dices... el primero de ellos es la relación que haces entre amor, procreación, superpoblación y guerra: cualquier amor que no discrimina entre sexo y procreación lleva a la superpoblación que lleva a la guerra. La guerra no es producto de la superpoblación; y la no discriminación entre sexo y reproducción tampoco conduce a la superpoblación.
La guerra es única y exclusivamente producto de la incapacidad del ser humano de mantener un código de valores justos por el bien de todos.. (y con código de valores justos no hago ninguna referencia a religiones, gobiernos o ninguna institución que imponga, normas, dogmas o reglas: hago referencia a la capacidad del ser humano en discernir lo que es bien o mal). Como dices, en China vive alrededor del 20% de la población mundial... ¿está china superpoblada? ¿Los índices de violencia, criminalidad o cualquier tipo de guerras; son en china superior a los de cualquier otro país del mundo? Lo dudo... la guerra se origina de la ambición de poder, por países que lo ostentan... las 2 guerras mundiales no son el resultado de la superpoblación... ni ninguna otra guerra que haya sufrido la humanidad en el transcurrir de los tiempos. Bueno, al menos en mi opinion...

En realidad, el problema no es la superpoblación... el problema es la exacerbada mal distribución de los recursos naturales. El hambre de la humanidad no se va a mitigar evitando el nacimiento de un nuevo ser humano. Al menos se evitaría el crecimiento de la pobreza... "qué se mueran los desdichados miserables... que no se reproduzcan más y desaparezcan del planeta para siempre". Esa sería una manera muy cómoda de deshacerse de los problemas. Si se distribuyen los recursos naturales del planeta en cada ser humano de modo que se garantice que el dinero que necesitan miles de seres humanos para vivir un día más no es el dinero que se gana Britney Spears por vender mierda en cada rincón del planeta... te aseguro que ese día la superpoblación no va a ser un problema.

Y finalmente, el amor… en su significado más puro jamás será semilla de guerra.

Bueno, me gustaría escribir un poco más acerca de otros puntos que no entendí… como el instinto de crianza y la inmigración de poblaciones exceso… Pero será en otra ocación.

Suerte, ¡sigue escribiendo y expresándote! Te deseo el bien, la felicidad y el amor.

Oz said...

Muy interesante su comentario, troctéluin, pero en mi opinión erróneo:
La guerra no es el producto directo de la superpoblación. El producto directo de la superpoblación es la muerte masiva, ya por epidemias, ya por falta de recursos, ya por catástrofes naturales que afectan lugares del mundo donde de no haber sobrepoblación no habrían seres humanos, ya por catástrofes de origen antrópico (o sea, generadas por humanos), como sequías, salinidad del suelo, erosión, eutroficación (putrefacción del agua estancada), inundaciones, deforestación, etc., por uso excesivo del suelo plano y del suelo montañoso para cultivos, y por la necesidad de irrigación de cultivos, con las soluciones de diques y re-canalización de ríos. La guerra ocurre cuando hay hambre, y las epidemias, la pobreza, el caos social y colapso de instituciones gubernamentales generadas por catástrofes, y la destrucción del medio ambiente con la consecuente disminución de recursos disponibles, acoplado a la superpoblación, generan hambre y guerra. Claro, está el componente social-cultural-tradicional. Muchas veces se piensa que los musulmanes estan bien, pero simplemente tienen algunos extremistas, o que los alemanes estan bien, pero simplemente son un poco racistas, o que los hutus y los tutsis del genocidio de rwanda estan bien pero son un poco gregarios. La realidad es más compleja: los kamikazis son bien educados, pero vienen de paises llenos de desempleo, de sociedades desesperadas que inculcan la toma de medidas extremas. La primera guerra mundial fue generada por la ola de globalizacion del libre mercado con la distribución desigual de la riqueza, y la lucha por obtener los recursos de las nuevas colonias europeas. La alemania Nazi estaba comercial y económicamente “parasitada” por los judios que, a causa de su desarraigo, se habían especializado en la especulación y el comercio. Y a los judios los desterraron por problemas de sobrepoblación a su vez. Los hutus y los tutsis fueron el fiel reflejo de la profecía distópica de Malthus, las poblaciones no tenian a donde ir y los recursos se acababan. Recientes análisis han mostrado que lo que supuestamente fue una matanza entre dos grupos étnicos, en realidad fue una matanza entre hijos y padres, primos, tios y vecinos sin importar su grupo, pues la tierra se estaba acabando y el pueblo seguía creciendo.
Claro, la ética-moralidad es fundamental, pero el hambre y el instinto elemental por la supervivencia trascienden estas consideraciones en la práctica. Siempre lo ha hecho y siempre lo hará. Hoy en día las muchas civilizaciones que fueron antropófagas (caníbales) nos parecen moralmente inferiores porque nos regimos por códigos de sociedades que no viven masivamente una falta crónica de proteína (carne) en su dieta. Esa fue la manera de sobrevivir de muchos de nuestros antepasados. Estamos de acuerdo en que la ética-moralidad no tiene nada que ver con la política y la religión. El mito de la China maravillosa actualmente esta siendo muy cuestionado. Como en toda sociedad en crecimiento, se trata de un criadero de corrupción y contaminación, una potencial bomba de tiempo (léase The Dark Side of China’s Rise - By Minxin Pei, disponible en internet).
La desigualdad de la distribución de la riqueza es un problema, y la solución no es solo subir el nivel de vida de las naciones tercermundistas, sino tambien bajar el nivel de vida de las naciones primermundistas (en las que un ciudadano promedio consume y desecha 17 veces lo que consume y desecha un ciudadano promedio primermundista). Claro, los números crudos no dicen nada, pues qué importa que haya el doble de personas si cada persona consume o desecha un cuarto de lo que un humano promedio actual? Es el número poblacional multiplicado por la tasa de consumo y desecho de recursos naturales lo que cuenta, pero la población es tanta hoy en día que si lo que la humanidad consume y desecha en cantidad absoluta se distribuyera equitativamente, sospecho que todos tendriamos un modo de vida inferior al promedio en el tercer mundo actual. No se trata de relativizar (promediar) los bienes entre la humanidad, se trata de bajar el nivel absoluto de toda la humanidad, y esto se puede conseguir de dos formas, bajando el nivel de vida y bajando el número poblacional. En lo personal, prefiero una población muy pequeña en la que todos tengamos nivel de vida primermundista, antes que una población muy grande en la que todos tengamos nivel de vida tercermundista.
El amor... No creo en el amor puro. Genocidios atroces se han cometido por “amor” a dios, a la patria, a la familia y a los valores sociales. Una de las guerras clásicas por excelencia, la de aqueos contra troyanos, se hizo por amor de Helena. El amor existía en la vida cotidiana de todos los seres humanos que han participado en cualquier guerra, y no por eso la han impedido. Espero sus comentarios, suerte.

Juan Pablo said...

Interesantísimo el tema. El artículo me parece algo denso y toca demasiados aspectos que pueden generar infinidad de opiniones discrepantes. Por tiempo y espacio, opino aquí, modestamente, acerca de los puntos que considero críticos del artículo y de la discusión que ya se ha generado.

Personalmente estoy de acuerdo en aquello de controlar la población. No tiene sentido seguir dejando nacer individuos que desde el mismo momento de su concepción están predestinados a ser un estorbo para la sociedad. El crecimiento de la población puede, y debe ser, controlado, sí, de acuerdo, sin embargo creo que algunas de las medidas propuestas por Oscar son algo “extremas”. Sí al sexo y a la procreación, siempre y cuando esta última sea controlada con cualquiera de los métodos anticonceptivos o “antinacimientos” existentes.
Con Oscar no estoy de acuerdo en dos temas:
1. GUERRA Y SUPERPOBLACIÓN: Concuerdo con el comentario de Troctéluin en el que dice que “la guerra es única y exclusivamente producto de la incapacidad del ser humano de mantener un código de valores justos por el bien de todos”; y con algo mencionado por el mismo Óscar en su respuesta a éste: La distribución de la riqueza. La guerra es causada por la codicia, inherente a la naturaleza humana, y por la desigualdad causada por la mala distribución del capital (Considero que ése es el problema fundamental que, eventualmente, podría solucionarse. Aunque suene a discurso comunista, hasta que la riqueza no se reparta de manera homogénea seguirá existiendo el hambre, la pobreza y la desigualdad social; tarea ésta que necesita de altas dosis de altruismo que un ser humano no puede alcanzar debido a su naturaleza ambiciosa y egoísta). Cabe anotar que con “capital” y “riqueza” se incluyen también los recursos naturales, que se encuentran en algunos casos mal distribuidos y mal aprovechados. Así pues, se debería pensar en sociedades más equitativas y en el desarrollo sostenible de éstas y de sus asentamientos urbanos, manteniendo y mejorando la calidad de vida, garantizando el acceso a los recursos (capital artificial, capital humano y capital natural), y evitando los daños ambientales. Es en este punto donde la superpoblación empieza a manifestarse como un problema. Cuando no hay mucho por “repartir” y hay que hacerlo entre tanta gente es imposible no bajar los estándares en calidad de vida (bien lo menciona Óscar en su respuesta a Troctéluin), sin embargo, a simple vista y sin datos “estadísticos”, creo que en este mundo hay demasiada riqueza que necesita ser bien distribuida. Por tanto, la superpoblación, que si bien debe ser controlada, no es causante de males ni de guerras, todo lo contrario, es tan sólo una consecuencia.
2. AMOR: Creo es redundante hablar de un amor que evite la guerra; el amor, por su propia naturaleza, es contrario a todo tipo de odios y enfrentamientos. La propia palabra se define como un sentimiento intenso del ser humano que, a falta de algo, busca el encuentro y la unión con un semejante. Nada más opuesto a la guerra que esto. Los problemas comienzan cuando se disfrazan de “amor” otros sentimientos muy diferentes, y considero prudente parafrasear a Óscar: “Genocidios atroces se han cometido por “amor” a dios, a la patria, a la familia y a los valores sociales. Una de las guerras clásicas por excelencia, la de aqueos contra troyanos, se hizo por amor de Helena. El amor existía en la vida cotidiana de todos los seres humanos que han participado en cualquier guerra, y no por eso la han impedido”. Para empezar, pienso que el amor se da entre, y sólo entre, seres humanos; el amor a dios no existe, eso es fe, devoción, o en casos extremos, fanatismo. Y lo mismo podría aplicar para el “amor” a la patria, a la familia, etcétera, etcétera. Por otro lado, para quienes conocen esta historia, no es un secreto que en la guerra de Troya, el motivo menos importante fue “el amor de Helena”, esa fue una de las excusas para que Grecia entera se lanzara contra Troya, obedeciendo únicamente a la ambición de Agamenón (eso me recuerda, en tiempos recientes, una guerra llamada “Preventiva contra el terrorismo”, pero que obedeció a la ambición de un imbécil con poder). Por último, si el amor no genera guerras, tampoco las evita, no tiene por que hacerlo, aunque bien puede conducir a ello. Como ya lo mencioné antes, las guerras se evitan con altas dosis de altruismo, a lo cual se puede llegar después de sentir un amor profundo e intenso. Sin embargo, en una humanidad que obedece a una genética egoísta, es muy difícil llegar a estos estados superiores.

Felicitaciones Óscar. Mucho hay por decir y por hacer, estaré pendiente y seguiré leyendo tus escritos.

Oz said...

PARA ANDRES:
¿qué es un defecto de “muestreo” en una opinión? ¿tal vez un sesgo debido a una falta de información perfecta acerca del estado del fenómeno sobre el que se opina? Si ese es el caso, me uno a Mark Twain en no ser de esos que, al expresar una opinión, se limita a los hechos.
Es verdad que la generación excesiva de variedad para seleccionar desencadena un proceso desperdiciador, en el cuál muchos mueren por el bien de los pocos seleccionados. Así es la evolución genética. Aun no sabemos si la evolución memética (es decir, de las ideas y de las formas de vida) tambien debe someterse a este malgasto. Ciertamente lo ha hecho en las sociedades que han colapsado por suicidio ecológico (ecocidio) involuntario (mayas, rapa nui, anasazi, etc.). Decir que las futuras posibles sociedades exitosamente sostenibles estarán manchadas de sangre solo porque habrán aprendido de todas estas muertes masivas, es ver el lado medio vacio del vaso. De la misma forma, puede decirse, en el caso de la evolución genética, que cada uno de nosotros va a morir, y eso nos hace los afortunados (aquí recojo las palabras de Dawkins en Unweaving the rainbow): existen infinitamente más formas para un organismo posible de estar muerto que de estar vivo, y cada uno de nosotros es el descendiente de una línea ininterrumpida de seres exitosos, cuyo número palidece en comparación con el número de organismos que han muerto en el proceso de selección, y más aún en comparación con el número de organismos posibles que nunca nacerán, que nunca tendrán la oportunidad de vivir esta vida hermosa.
El altruismo por parentesco cultural, o altruismo memético, o amistad, no siempre es el mismo parentesco genético, o familia, pero aún así es una forma de procreación, no de personas, sino de ideas, en todo eso estamos de acuerdo. Su última frase, que resumo como algo así como defender nuestros memes para poder defender mejor nuestros genes, es muy ambigua, profética, oscura, e iluminadora. Yo la interpreto así: la mejor forma de disminuír la procreación genética para controlar la población humana, sería organizarnos comunitariamente para volcar nuestra energía en la procreación memética para crear una sobrepoblación memética que en últimas sería benéfica para la existencia de la especie humana y su entorno ecológico. Así como un religioso bloquea su energia de procreación genética y su deseo sexual para desatar su energía de procreación memética y evangelizadora, la humanidad podría hacer algo semejante (preferiblemente sin la religión, y, como ya lo hemos hablado en otras ocasiones, andres, preferiblemente transformando la ciencia en algo más parecido a la religión en cuanto a ritos, significado holístico, cohesión social y espíritu moral-ético, pero con resultados muy diferentes al de la religión, cualquier religión, tal como las conocemos hoy día).

PARA JUAN PABLO:
Prefiero usar términos más políticamente correctos que “individuos condenados a ser estorbos sociales”, yo diría “personas que con gran probabilidad vivirán en la miseria”. No entendí si le pareció extremo desligar el sexo de la procreación, o si esta plenamente de acuerdo con ese principio.
Sobre guerra y sobrepoblación. Es verdad que pueden existir guerras que se desaten sin ningún problema subyacente de sobrepoblación que las cause. Tambien es verdad que la sobrepoblación lleva a varios problemas, entre los cuales puede no estar incluída la guerra. También es verdad que carecemos de datos suficientes para decidir si los recursos que nos ofrece el mundo son suficientes para una distribución equitativa con un ascenso o por lo menos una conservación del modo de vida promedio entre la humanidad entera. Pero en lo que diferimos es en que para mi, esta incertidumbre no da pie para experimentos sociales en los que escojemos una posible estrategia y nos la jugamos (aunque esto es lo que mucha gente pretende hacer). Me explico: al final, puede resultar que si redistribuimos los recursos el nivel de vida promedio de la humanidad baje significativamente, como un precaucionista o pesimista hipotetizaría, o que no baje significativamente, que es lo que ud y Trócteluin hipotetizan, de manera optimista. Si el primer escenario es el verdadero, entonces lo que se debe hacer para que la distribución pueda ser benéfica para la humanidad, es disminuír su población. Si el segundo escenario es el verdadero, solo debemos preocuparnos por la distribución de recursos cuanto antes. Si el primer escenario es falso, lo peor que puede ocurrir es que se genere una nueva oleada de crecimiento poblacional humano, quizás bajo nuevos parámetros éticos-morales, sociales, políticos y económicos que aseguren un nivel de vida significativamente superior o al menos igual a la media actual para la humanidad entera. Si el segundo escenario es falso, el resultado de una redistribución que diluya los bienes y aumente la miseria general, es un colapso inminente, pues la distribución equitativa significaría la pérdida de la jerarquía social que implica todo poder que proviene de la acumulación diferencial de riquezas por parte de élites, de manera que si la distribución alcanza a mantenernos en un nivel de vida promedio igual al actual para la humanidad, las sociedades quedarán expuestas a cualquier disturbio (politiqueros que a punta de labia se hagan ricos y sometan a la gente, o especuladores que monopolicen los mercados), o, en el peor caso, si la distribución nos empobrece a todos, este disturbio no será sólo una amenaza, sino que con toda seguridad surgirán polos, bandos, cabecillas, competencia a muerte, enfermedades, lo típico para cualquier población enfrentada a recursos escasos. En otras palabras, es verdad que no sabemos si la distribución perfecta puede acabar con las guerras y otras causas de muerte masiva, pero es mejor asumir que no lo hará, como medida preventiva, conservadora, es decir, aplicar lo que en ecología se conoce como el principio de precaución (si no sabes cómo va a reaccionar, no juegues con él), mientras los datos estadísticos llegan.
Sobre el amor. El amor no es contrario a los enfrentamientos. Por el contrario, el amor que no se lucha no ha sido demostrado aún, es solo una hipótesis. El amor de la familia, o de la raza, que es una familia extendida, es un amor entre personas, y ocasiona guerras. El amor significa un altruísmo, una comunión con otras personas. Pero no con todas las personas. Es una comunión diferencial, donde contigo hago comunión, contigo no, contígo sí, contigo no. El amor significa que si alguien mata a mi ser amado, yo lo vengaré aunque me cueste la vida. Es verdad que dios no es una persona, pero el amor a dios es un altruismo hacia las personas que conforman la iglesia que adora a ese dios. Es una especie de altruismo memetico, o amistad extendida, para ponerlo en términos de Andres. Es verdad que el amor de Helena fue solo una excusa, pero también es mentira que la ambición de Agamenon sea el único agente causal de la guerra de Troya. El verdadero agente causal es la sed de gloria y riquezas que cada guerrero pretendía saciar con un puesto en la inmortalidad de una guerra famosa cuyo fín era el saqueo de riquezas para enaltecer a las familias de los guerreros (sus seres amados), ya fuera la de sus familias de cuna, o la de las familias que ellos harían con sus esposas al volver del campo de batalla. ¿Y por qué la inmortalidad? Porque el relato de la guerra es inmortal. ¿Y por qué lo es? Porque es bella. La guerra es hermosa, enaltece la fuerza, la habilidad, la resistencia, la inteligencia, la estrategia, la pericia. Las habilidades humanas. Como dijo Alessandro Baricco en su apostilla a su re-relato de la Ilíada: la guerra es hermosa pero destructiva. Debemos encontrar una nueva belleza, más constructiva.
Es verdad que somos los recipientes temporales de unos genes inmortales y egoístas, pero esos genes al agruparse han dado lugar a organismos altruístas. La humanidad actual es moralmente inferior, y esto es evidente en nuestra constante sed de guerra (que es inconsciente, pues nadie proclama amor a la guerra, pero es real, pues todo el mundo esta en guerra), pero no creo que esto se deba a un egoísmo inherente, pues de hecho la guerra es el enfrentamiento de un grupo cohesionado altruístamente contra otro grupo igual. Más bien lo que nos falta es la educación para llevar ese instinto altruísta a nuevas alturas, menos miópicas, más globales, en las que quizás podriamos hallar una nueva belleza.

Juan Pablo said...

De acuerdo, adoptemos la idea pesimista y controlemos la procreación. Me gusta esa idea del principio de precaución. Y por supuesto que estoy de acuerdo con el sexo. Sí al sexo pero controlando la procreación. Y sí, tienes razón, quizás suena “políticamente incorrecto” hablar de “individuos condenados a ser estorbos sociales”.

En cuanto al amor, me da la impresión de que las ideas que tenemos acerca de él no concuerdan. Me gustaría apuntar algunas cosas que puedan precisar un poco más los conceptos.
Yo estoy convencido de que la relación entre amor y altruismo es completamente inversa a como la propones: “El amor significa un altruismo”. No lo creo así; al altruismo se llega con altísimas dosis de amor. El procurar el bien ajeno aún a costa del propio es la prueba indiscutible de que se ama.
Ahora, el amor a Dios, como ya lo dije, es devoción, no amor.
La sed de fortuna, el afán de pasar a la historia en una batalla famosa y llevar riqueza a los “seres amados” no es una muestra de amor, es pura ambición; el primer objetivo es llevarse la riqueza, el después querer compartirla con los seres queridos es otra cosa.
El matar a quien mata al ser amado es venganza, y en esto el amor no tiene nada que ver.
Quiero decir; el amor existe y se da entre seres humanos, y si bien, el daño al ser amado puede dar pie a que se generen otros sentimientos diferentísimos al amor, son estos otros sentimientos los que crean la animadversión que desemboca después en un enfrentamiento. No es el amor mismo.
Ahora, no sé si entendí bien, pero me pareció leer que dices que los genes egoístas agrupados dan lugar a organismos altruistas. ¿Estás seguro? Por lo menos los seres humanos no creo que lo sean, la mala distribución de los recursos de la que ya hablamos es muestra de ello. Y mucho menos creo que la cohesión de un grupo que enfrenta a otro en una guerra sea muestra de altruismo, eso es solidaridad.

Bueno, y como ya te dije, dejémoslo así, porque este tema da para muchísima discusión.

Oz said...

Herman:
Tiene razón, el debate seguirá incluso cuando ya hayamos dado con la solución y la hayamos aplicado, o se detendrá cuando el problema acabe con todos nosotros. No digo cuando acabe con el mundo, pues es megalomaníaco pensar que la humanidad puede acabar con el mundo. Solo podemos acabar con nosotros mismos (y quizás hundir un uno por ciento de las especies existentes con nosotros). Es verdad que nuestra naturaleza ecológica es una colosal estrategia ‘r’ (rápido crecimiento poblacional, más allá de la capacidad de carga, seguido de una inminente extinción masiva, y vuelve el ciclo a comenzar, ecología básica de nuevo), pero no por eso creo que la ingeniería social requerida para solucionar esa naturaleza tenga que incluir dictadura o genocidio (incluso de la forma leve que ud propone con el virus esterilizante, y que podríamos llamar genosterilización). Los dos tipos de selección artificial, para capacidades socio-económico-culturales y para capacidades genéticas (o eumemesia y eugenesia) se pueden aplicar de forma positiva, no solo negativa. Por ejemplo, la eugenesia negativa consiste en abortar seres genéticamente defectuosos, mientras que la eugenesia positiva consiste en promover el nacimiento y la crianza de seres genéticamente virtuosos. La genosterilización sería una eugenesia negativa-débil o negativa-neutra, pero aún así negativa. No digo que podamos prescindir de todo tipo de eugenesia o eumemesia negativa. Solo que podemos prescindir de sus variantes impuestas por el estado o el lider. Cada quien es libre de abortar una cría defectuosa (cuidando el significado de “defectuoso”, de manera que excluya por ejemplo abortar hembras en sociedades machistas). Pero todos tenemos derecho a que nadie nos obligue a abortar nuestra cría, si la autoridad la considera defectuosa.
Es verdad que el control del crecimiento poblacional en China no es perfecto, pero también es verdad que es mucho mejor que el de muchos otros países. Aquí aprovecho para aclarar que las poblaciones no se pueden controlar, o al menos no centralizadamente. Mejor dicho, el término control es suficientemente vago para que incluya simple estabilidad temporal emergente sin la necesidad de jerarquización de información y reglas.
Estamos de acuerdo en que la adopción no es una solución, pero estamos en desacuerdo en que, necesariamente, disminuye la violencia. La adopción social ha generado los disturbios recientes de los inmigrantes en Francia, y la adopción familiar ha generado abusos en Bogotá y en Cafarnaún. Este último lo tratan como el “efecto cenicienta” Margo y Wilson en uno de sus más recientes libros, que no he leído, lo admito, pero cuyo argumento resumido, que sí he leído, se me hace más plausible que el simplista “y todos vivieron felices para siempre” de Cenicienta. A Cenicienta, la niña adoptada, la abusaban, y esto es una realidad constante en la historia y en la geografía humana, y como bien sabemos, la violencia comienza en casa.
Robots-vs.-Obreros: Si nos preocupáramos por el bienestar inmediato de obreros en vez del bienestar a largo plazo de la humanidad, no habrían taxis, sino personas jalando carretas de dos plazas. Por otro lado, un taxi genera más empleo que una carreta, pues construir el taxi requiere más obreros. Lo mismo ocurre para un robot. Por cada chofer sin trabajo habrán 20 ingenieros mecatrónicos más con trabajo. Y como habrá demanda, las probabilidades de una beca para ese mismo chofer estudie ing. mecatrónica, aumentarán. De todas formas, la introducción de la robótica a todos los aspectos de la vida humana será suficientemente lento para que no haya un caos generalizado, sino un leve cambio de percepción, así como lo fue el cambio de, digamos, ejércitos de amanuenses y calculadores, por salones-computadora, y de salones-computadora a escritorios-computadora y de escritorios-computadora a palm-pilot.
Como en todo, el vaso siempre esta simultáneamente medio-lleno y medio-vacío. El amor es la excusa para la guerra, o el amor es la solución a la guerra. El caso es que el amor y la guerra coexisten, y no comparto su opinión de que la guerra sea inevitable. Sigo abogando por la búsqueda de “otra belleza”.