April 20, 2006

Why is sex fun?

Jared Diamond, he is completely admirable. He has studied physiology, biogeography, the prehistory of humanity, the history of collpased civilizations, and in this book, he writes on the evolution of human sex.
He proposes a new possible explanation for human menopause: as childbirth in more advanced ages raises the probability of death for the woman, and as human society survival has depended for such a long part of prehistory on the authority and knowledge of the elders, maybe menopause serves to let the elder live longer, for the good of the family and even the society. Elders know best. He notes that other alleged cases of menopause in other animals are doubtful, except for a species of whales, in which large groups have cultural transmission, which would need elders as well, and maybe they have menopause for the same reason.
He stresses on the runaway selection model possibility for accounting for human male's excessively large penises: five times larger than the inferred ancestral penis size for primates. Maybe in humans (and chimpancees), penis size is not a question of function, but of beauty and status, to attract females and to establish dominance over other males.
Maybe the phallocarps (big ornaments used by some indigenous tribes that dress the penis giving it the appearance of a bigger size) show what the ideal size would be for a penis in the mind of its owner, and maybe the only reason why we don't have such big penises is because they would loose their very important function, because they wouldn't fit inside a vagina.

AMSTERDAM

Ian McEwan me cae muy bien, pertenece a la BHA, British Humanist Association, cuya premisa es "vivir buenas vidas sin religiones o creencias supersticiosas". En Amsterdam, Holanda, la prostitución y el uso de drogas sicoactivas son legales; sus leyes son "tan razonables", en palabras del conservador politico británico ficticio; allí los tenderos parecen profesores, los barrenderos parecen músicos de jazz, y todo parece siempre en orden.
En Amsterdam-ciudad surge un dilema moral-legal: médicos mediocres que se enriquecen a partir de las legalización de eutanasia reparten inyecciones letales a diestra y siniestra al mejor pagador. Es posible mandar inyectar a otra persona si se argumenta coherentemente que esta persona ha perdido su manera propia de ser por demencia senil (previo consentimiento por escrito); todo por una muerte digna.
En Amsterdam-libro nadie es moralmente correcto, ni siquiera las personas que argumentan con la mayor claridad la profundidad de la corrupción moral de los otros. Y quien sale mejor parado es el detestable Lane, "cuya fortuna, proveniente de su imperio editorial, se basaba en una concienzuda explotación de los simples de este mundo: ocultas claves numéricas de la Biblia que predecían el futuro, incas oriundos del espacio exterior, el santo grial, el arca de la alianza, el Segundo Advenimiento, el tercer ojo, el séptimo sello, Hitler sano y salvo en Perú...".

April 06, 2006

Soothed by the sea

Este soy yo cuando usaba gafas, en Punta Sal, Peru, la misma playa donde se dice que Hemingway iba a pescar cuando escribio el viejo y el mar. Estaba leyendo The Silent Land, una maravilla entre el relato novelezco y la divulgacion cientifica, sobre varios casos neurologicos fascinantes, espeluznantes. Se alcanza a ver la sombra del fotografo, mi hermano.

el hombre delgado

Acabo de leerme "El hombre delgado", de Dashiell Hammett. Este autor me cae muy bien. Me recuerda a Rubem Fonseca (aunque deberia decir que Fonseca recuerda a Hammett, pues Hammett esta muerto y Fonseca aún vive). Ambos han sido perseguidos por la ley por expresar libremente sus ideas. Ambos retratan el cuadro completo de la naturaleza humana, con sus aspectos más sublimes y sus aspectos más decadentes. Ambos escriben novela negra, con crímenes e investigaciones policiales, engaños magnánimos y heroes desencantados. En el hombre delgado, no hay trampas: el crimen lo puede deducir uno mismo, con algo de perspicacia. A mi nunca se me habia ocurrido. Inteligencia pura, con humor ácido. Nora, la esposa del detective relator. Dios mio, qué mujer. La esposa perfecta. Todoterreno, inteligente y tierna. Leeré mucho más de Hammett.

April 04, 2006

LISTA DE ALGUNOS FENÓMENOS QUE ME PRODUCEN UN PEQUEÑO PLACER

Reconocer una figura familiar en la arquitectura móvil de las nubes.

Que el sol, descubierto por unos minutos de entre las nubes densas en un día frío, me caliente la espalda.

Estar en un avión sobre un denso tapete de nubes bajo el sol diáfano.

Imaginar que el cielo es un abismo sobre el cual vuelo cuando en realidad estoy acostado en el suelo.

Treparme a un árbol.

Tener dinero libre en el bolsillo.

Tener trabajo.

Oír mi propio eco.

Dar un abrazo.

Hacer un favor.

Tamborilear con las manos o castañetear con los dientes o silbar o cantar una buena canción.

Participar en clase.

Hacer operaciones aritméticas mentales cuando voy en bus y no tengo algo qué leer.

Leer en bus, o mientras hago una fila.

Inventar un chiste tonto.

Recordar de la nada un chiste tonto y sorprenderme de que todavía me produce risa.

Encontrar a alguien que me cae bien, en un lugar inesperado.

Imaginar que soy un extraterrestre explorando un extraño planeta llamado tierra.

Imaginarme qué se siente ser las diferentes personas que pasan a mi alrededor cuando voy caminando o en bus.

Pispirispiar, o sea, coger uno o dos lápices, preferiblemente vírgenes de tajalápiz, e imaginar que son una o varias personas interactuando en una situación conflictiva, generalmente incluyendo explosiones, violencia física, aventuras, catástrofes naturales, tecnología futurista, etc.

Leer en las palabras de un autor que admiro, una idea que ya se me había ocurrido.

Estar absolutamente rodeado de vegetación.

Terminar de leer la última página de un buen libro.

Nadar de noche, en una piscina con bombillos prendidos debajo del agua o en una laguna con micro-organismos fosforescentes.

Andar en chancletas en tierra caliente.

Botar vapor por la boca un día frío.

Escribir algo bonito.

Ver u oír usar en conversaciones, textos o televisión, palabras que no sabía que existían, hasta haberlas buscado y encontrado en el diccionario, poco antes.

Limpiarme las gafas hasta dejarlas cristalinas cuando las tengo manchadas o chispoteadas.

Saber que estoy viviendo un instante particular que jamás voy a olvidar.

Que me digan cosas que yo mismo desconocía de mí mismo.

Guardar algún bibelot en un cajón lleno de bibelots.

Llorar de alegría viendo una película.

Reír a carcajada suelta leyendo un libro.

Pegar un leve chillido involuntario de alivio cuando sé que una pequeña molestia ha dejado de existir.

Trouver le mot juste.

Registrar un dato curioso e insólito.

Descubrir un nuevo detalle musical en una canción que ya creía conocer bien.

Decir algo que sé que esta en la mente de otras personas alrededor, pero que no se atrevían a decir, o no sabían como decir.

Hacer un buen dibujo.

Acordarme de algo que soñé.

Olerme el brazo combinando ese olor con el de mi propio aliento.

Oler el sudor de mi perro.

Sentir el eco de las olas del mar meciendo mi cuerpo al acostarme a dormir un día en el que he estado por horas metido en el mar.

Demorarme en la cama al despertar erecto y restregar mi miembro contra el colchón.

Encontrar entre las páginas de un libro la respuesta a una pregunta que me hice alguna vez y que había olvidado.

Deshacerme de las monedas en mi bolsillo, en una compra.

Pasar rápidamente a una persona que va caminando demasiado lento delante de mí en mi misma dirección en un pasillo demasiado angosto.

No pisar las líneas imaginarias de 45º de inclinación con respecto al ángulo recto que forman las esquinas de adoquines, andenes o retículas en el piso cuando voy caminando, incluso si, por estar demasiado lejos la esquina de origen, la trayectoria de la línea se hace más difusa de imaginar y tengo que saltar por sobre una franja ancha para asegurarme de que no la pisé.

Que alguien se acueste encima de mí usando todo mi cuerpo como un colchón.

Presenciar en vivo y en directo un acto de depredación animal.

Saber en qué dirección debo girar mi cuello para sacarme una yuca después de haber durado un tiempo considerable en una posición forzada, y hacerlo.

Tomarme un tinto sin que me duela el estómago.

Cerrar apretando los ojos y alucinar sombras geométricas opacas.

Quitarme y patear lejos mis zapatos y patear el piso con solo las medias puestas para que se me ventilen los pies y ponerme las pantuflas después de un largo y arduo día al llegar a mi casa.

POEMA AEIOU

Este es un poema que alguna vez escribí para alguien que no valía la pena, enceguecido por un amor nefasto. Expresa un sentimiento de felicidad simple que me fascina, pero ya no me considero con derecho para volverlo a usar. Si alguien por ahí logra darle un uso, no habrá nacido el poema en vano. Ya no me pertenece, y mucho menos a la niña que lo inspiró. Ahora pertenece a quien lo quiera dar y quien lo quiera recibir.