April 04, 2006

LISTA DE ALGUNOS FENÓMENOS QUE ME PRODUCEN UN PEQUEÑO PLACER

Reconocer una figura familiar en la arquitectura móvil de las nubes.

Que el sol, descubierto por unos minutos de entre las nubes densas en un día frío, me caliente la espalda.

Estar en un avión sobre un denso tapete de nubes bajo el sol diáfano.

Imaginar que el cielo es un abismo sobre el cual vuelo cuando en realidad estoy acostado en el suelo.

Treparme a un árbol.

Tener dinero libre en el bolsillo.

Tener trabajo.

Oír mi propio eco.

Dar un abrazo.

Hacer un favor.

Tamborilear con las manos o castañetear con los dientes o silbar o cantar una buena canción.

Participar en clase.

Hacer operaciones aritméticas mentales cuando voy en bus y no tengo algo qué leer.

Leer en bus, o mientras hago una fila.

Inventar un chiste tonto.

Recordar de la nada un chiste tonto y sorprenderme de que todavía me produce risa.

Encontrar a alguien que me cae bien, en un lugar inesperado.

Imaginar que soy un extraterrestre explorando un extraño planeta llamado tierra.

Imaginarme qué se siente ser las diferentes personas que pasan a mi alrededor cuando voy caminando o en bus.

Pispirispiar, o sea, coger uno o dos lápices, preferiblemente vírgenes de tajalápiz, e imaginar que son una o varias personas interactuando en una situación conflictiva, generalmente incluyendo explosiones, violencia física, aventuras, catástrofes naturales, tecnología futurista, etc.

Leer en las palabras de un autor que admiro, una idea que ya se me había ocurrido.

Estar absolutamente rodeado de vegetación.

Terminar de leer la última página de un buen libro.

Nadar de noche, en una piscina con bombillos prendidos debajo del agua o en una laguna con micro-organismos fosforescentes.

Andar en chancletas en tierra caliente.

Botar vapor por la boca un día frío.

Escribir algo bonito.

Ver u oír usar en conversaciones, textos o televisión, palabras que no sabía que existían, hasta haberlas buscado y encontrado en el diccionario, poco antes.

Limpiarme las gafas hasta dejarlas cristalinas cuando las tengo manchadas o chispoteadas.

Saber que estoy viviendo un instante particular que jamás voy a olvidar.

Que me digan cosas que yo mismo desconocía de mí mismo.

Guardar algún bibelot en un cajón lleno de bibelots.

Llorar de alegría viendo una película.

Reír a carcajada suelta leyendo un libro.

Pegar un leve chillido involuntario de alivio cuando sé que una pequeña molestia ha dejado de existir.

Trouver le mot juste.

Registrar un dato curioso e insólito.

Descubrir un nuevo detalle musical en una canción que ya creía conocer bien.

Decir algo que sé que esta en la mente de otras personas alrededor, pero que no se atrevían a decir, o no sabían como decir.

Hacer un buen dibujo.

Acordarme de algo que soñé.

Olerme el brazo combinando ese olor con el de mi propio aliento.

Oler el sudor de mi perro.

Sentir el eco de las olas del mar meciendo mi cuerpo al acostarme a dormir un día en el que he estado por horas metido en el mar.

Demorarme en la cama al despertar erecto y restregar mi miembro contra el colchón.

Encontrar entre las páginas de un libro la respuesta a una pregunta que me hice alguna vez y que había olvidado.

Deshacerme de las monedas en mi bolsillo, en una compra.

Pasar rápidamente a una persona que va caminando demasiado lento delante de mí en mi misma dirección en un pasillo demasiado angosto.

No pisar las líneas imaginarias de 45º de inclinación con respecto al ángulo recto que forman las esquinas de adoquines, andenes o retículas en el piso cuando voy caminando, incluso si, por estar demasiado lejos la esquina de origen, la trayectoria de la línea se hace más difusa de imaginar y tengo que saltar por sobre una franja ancha para asegurarme de que no la pisé.

Que alguien se acueste encima de mí usando todo mi cuerpo como un colchón.

Presenciar en vivo y en directo un acto de depredación animal.

Saber en qué dirección debo girar mi cuello para sacarme una yuca después de haber durado un tiempo considerable en una posición forzada, y hacerlo.

Tomarme un tinto sin que me duela el estómago.

Cerrar apretando los ojos y alucinar sombras geométricas opacas.

Quitarme y patear lejos mis zapatos y patear el piso con solo las medias puestas para que se me ventilen los pies y ponerme las pantuflas después de un largo y arduo día al llegar a mi casa.

2 comments:

El de-compuesto said...

En mi experiencia, los pequeños placeres son, en realidad, grandes placeres. Es cuestión de aprender a prolongarlos. Aún sigo experimentando con eso...

Por si te lo preguntabas, llegué a este blog buscando gente que gustara de Rubem Fonseca... y luego Peter Singer.

Juan Pablo said...

Jajajajajaja. Hay muchas de estas cosas que son buenísimas. Me gustan también. Suerte.